Ataque asmático

Los ataques de asma ocurren cuando algo irrita los pulmones y desencadena una reacción asmática. Muchas cosas pueden desencadenar o provocar el asma.
Los alergenos e irritantes desencadenan ataques de asma para muchas personas. Los alergenos son sustancias que no ocasionan problemas a la mayoría de las personas, pero pueden desencadenar una reacción alérgica en algunas personas. Durante un ataque alérgico, el cuerpo produce sustancias químicas llamadas mediadores. Estos mediadores pueden desencadenar episodios de asma. Los irritantes, tales como el humo de cigarrillos, fragancias, vahos, y vapores provenientes de la pintura y de la gasolina, también pueden desencadenar ataques de asma. La exposición a dichos irritantes puede estimular a los receptores en las vías respiratorias. Los receptores envían señales a las vías circundantes a contraerse lo cual puede ocasionar un ataque de asma.
Un ataque de asma es cualquier momento en el que su hijo tenga síntomas de asma. Algunos ataques terminan rápidamente. Otros son más graves.
El ataque asmático se produce cuando los bronquios y bronquiolos se inflaman, reduciendo el espacio por el que el aire pasa hasta llegar a los pulmones. La inflamación de las vías respiratorias comienza cuando una sustancia irritante, por ejemplo el humo de un cigarrillo, se pone en contacto con la pared de las vías respiratorias. Esta sustancia desencadena la activación del sistema inmunológico del organismo que envía unas células especializadas, llamadas mastocitos, a la zona que sufre la irritación. Estas células liberan histamina, lo que origina una inflamación localizada y una vasodilatación. Todo este proceso se conoce con el nombre de respuesta inflamatoria. La histamina puede causar un broncoespasmo, lo que provoca una dificultad mayor al paso del aire por las vías respiratorias. Asimismo, se favorece la producción de moco que obstruye aun más las vías, lo que origina ataques de tos y disnea.
Una crisis típica empieza con tos, estornudos, y respiración entrecortada, aunque ciertos individuos sólo desarrollan una tos seca. Incluso sin tratamiento, el ataque suele ceder en unas pocas horas; la tos se hace más húmeda y el sujeto expectora grandes cantidades de moco. Las crisis pueden repetirse en horas o días, o permanecer ausentes durante meses o incluso años. El estatus asmático, crisis prolongada que persiste a pesar del tratamiento, es una forma especialmente grave y a veces mortal de la enfermedad, y por lo general requiere hospitalización. La frecuencia y gravedad de los síntomas asmáticos varía mucho de una persona a otra; en algunos niños con asma los ataques desaparecen al alcanzar la edad adulta.

Ocurren tres cambios importantes en los pulmones:
1. Las células de las vías respiratorias producen más mucosidad que lo normal. La mucosidad es espesa y pegajosa y tiende a obstruir las vías de aire.
2. Las células en las vías respiratorias se inflaman y ocasionan hinchazón en las vías respiratorias.
3. Los músculos alrededor de las vías respiratorias se estrechan.
Estos cambios ocasionan que las vías respiratorias se estrechen y dificulten la respiración

 

Cómo actuar frente a un ataque asmático?


1. La primera medida que debemos adoptar es tranquilizarnos. Si nos ponemos nerviosos, se lo trasmitiremos al niño y tenga por seguro, que su estado empeorará. En una situación de nerviosismo se respira más deprisa y de forma más superficial, agravando en cualquier asmático una posible crisis. En consecuencia hay que tranquilizar al niño, procurando que esté cómodo, sin ropa apretada, sentado o acostado e intentando que respire despacio. Le podemos dar un zumo o alguna bebida refrescante que le guste, para que se entretenga y para frenar la pérdida de líquido. 


2. Paralelamente, antes de lanzarnos a administrar medicamentos de forma indiscriminada, hay que intentar valorar la situación.
De acuerdo con la intensidad de la crisis, hay que decidir si se solicita asistencia médica o no. Los siguientes signos y síntomas son motivo para acudir de forma inmediata a un servicio de urgencias:

Para estos supuestos resulta de especial utilidad tener siempre a mano una lista con los números de la ambulancia o de urgencias.


3. Administración de tratamiento: para aquellas crisis leves o moderadas que no requieran inicialmente atención médica, y también para las crisis graves hasta que se recibe asistencia, es preciso administrar tratamiento de acuerdo con las indicaciones dadas en consulta por el especialista. En general, en estas situaciones se deben emplear broncodilatadores de acción rápida o de rescate como salbutamol, terbutalina o formoterol (consultar sección de consejos y tratamientos), que el asmático debe llevar siempre consigo.

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